La luz Ultravioleta (UV) está clasificada como la radiación que tiene una longitud de onda de entre 100 y 400 nanómetros (nm). La propiedad de la luz UV de atraer insectos recibe el nombre particular de fototropismo.
Las radiaciones Ultravioleta (UV) naturalmente son emitidas por numerosas fuentes (sol, estrellas) y artificiales (lámparas de luz UV).
Dentro de la gama de los insectos, los lepidópteros como las mariposas o las polillas utilizan la luz solar para orientarse, alimentarse e incluso para la puesta de huevos.
Dado la naturaleza de estos insectos, en especial la polilla, la ausencia de luz por las noches, les hace descansar o incluso esconderse, por eso; cuando encendemos en plena oscuridad una luz fuerte , asumen que es de día y acuden a esa fuente de calor, incluso cuando es fuego y consecuentemente pueden llegar a morir. De manera general éste es el fundamento en el que se basan las trampas de luz.
La luz ultravioleta queda fuera del rango de visión de los humanos, por el contrario, los insectos voladores tienen adaptado sus sistemas visuales para ser especialmente sensibles a la porción ultravioleta (UV) del espectro electromagnético, y durante miles de años han hecho uso de la luz ultravioleta para guiarse. La capacidad de atracción que las lámparas eléctricas tienen para los insectos fotopositivos ( que les atrae la luz) depende del rango de la radiación electromagnética, de la longitud de onda, la cantidad de energía emitida (energía radiante), la intensidad (brillantez), y del tamaño de la fuente de luz. Es decir; la calidad de la luz o tipo de luz influye considerablemente en el número y en la diversidad de insectos que van a ser capturados.
Diversas investigaciones sobre trampas luminosas en el mundo indican que para la captura de la mayoría de insectos voladores principalmente lepidópteros, coleópteros y dípteros, la luz negra o luz ultravioleta cercana es la más eficaz dentro del espectro electromagnético, pues se asume que la mayoría de los insectos tienen una percepción máxima en la banda del violeta ultravioleta.
Las moscas e insectos voladores detectan rápidamente los altos niveles de UV y se dirigen directamente a la trampa de goma colocada detrás del panel de la pantalla. Estos quedan adheridos en las placas adhesivas que se retiran y retienen a los cuerpos de los insectos sin que se produzca fragmentación de los mismos ni contaminación de los alimentos. Son silenciosos y sin olor.
Nivel de Seguridad:
La radiación de las lámparas UV especiales para insectos tienen muy poco alcance; por lo que el riesgo para quienes están expuestos es muy bajo.
El límite tolerablemente aceptado de exposición a los rayos UV durante 8 horas continuas para ojos y piel es de 0,1 µW/cm2. Las lámparas alcanzan este nivel a aproximadamente 1 metro de distancia, o sea que se requiere relativamente una gran proximidad de un individuo para que sea afectado.
Además que el vidrio y muchos plásticos pueden emplearse como filtros de esta radiación si se quisiera reducir aún más el riesgo.